Así, deben preverse al máximo de
lo posible las acciones directas debidas al vandalismo y las condiciones
extremas naturales y de uso que puedan darse, se posibilitarán cambios y
ampliaciones en el tiempo, especialmente en las infraestructura, se facilitará
la información necesaria para conseguirlos y se establecerán los controles de
seguimiento del mantenimiento, no únicamente de las instalaciones, sino también
del mantenimiento cualitativo de la globalidad.
Por otro lado es conveniente hacer
un esfuerzo cada vez que proyectamos, de no volver a inventar todos los
elementos que utilizamos en el proyecto, si no es para mejorar las condiciones
de los que ya existen en el mercado. Únicamente cuando no sea así inventaremos
o diseñaremos nuevos, pero incluso entonces debemos conseguir un producto que
pueda desarrollarse, competir y comercializarse conjuntamente con aquellos de
su ámbito.
Cualquier elemento o sistema que
no respete estas premisas debe entenderse como singular y exclusivo y deberá preverse
un coste más elevado para su conservación posterior.
Vandalismo unas veces o actuaciones indiscriminadas otras
alteran y degradan la calidad del entorno.
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Los
proyectos desde el momento de su redacción deberían posibilitar, mediante un
estudio y una dotación económica exclusivos, el desarrollo de un Plan de
Mantenimiento Operativo.
Éste debería establecer los
criterios técnicos de conservación, sistematizar las intervenciones a realizar
a lo largo del tiempo, determinar la vida útil de sus elementos, elaborar un
programa de conservación mediante la adopción de decisiones críticas sobre la
distribución de los importes del as operaciones, reparaciones, modificaciones y
control de los sistemas y equipamientos y determinar el equipo humano con
competencias responsables, coordinado con las estructuras de mantenimiento existentes
en el ámbito público.
El abandono o infrautilización de los espacios programados
provoca una pérdida constante de nuestro patrimonio público.
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Complementando
todo esto con nuevas fórmulas de gestión y financiación más conectadas y
responsabilizadas con el lugar concreto, podremos garantizar un correcto
mantenimiento de los espacios públicos.
Es innegable que existe una
interacción directa entre el proyecto previo a la realización de la obra y el
mantenimiento y gestión posteriores a ésta. El proyecto debe reconocer las
condiciones para mantener. El mantenimiento debe saber preservar y desarrollar
las ideas proyectadas.
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